La sombra de Klimt en la moda de principios del siglo XX
15919
post-template-default,single,single-post,postid-15919,single-format-standard,bridge-core-3.0.7,qode-page-transition-enabled,ajax_fade,page_not_loaded,,qode_popup_menu_push_text_top,qode-theme-ver-29.4,qode-theme-bridge,disabled_footer_top,wpb-js-composer js-comp-ver-6.10.0,vc_responsive,elementor-default,elementor-kit-

La sombra de Klimt en la moda de principios del siglo XX

La sombra de Klimt en la moda de principios del siglo XX

Klimt comprendió profundamente la naturaleza femenina y, como verdadero ser sensual, la creó bebiendo de sí misma; sintió cada línea de su cuerpo y de sus vestidos, cada sonrisa y cada gesto, captado al acariciar cada expresión de su vitalidad.
Hans Tietze

Durante los primeros años del siglo XX surgen diversos movimientos artísticos que también tuvieron su repercusión sobre la moda, como es el caso del modernismo o del futurismo. Antes de la Primera Guerra Mundial, y en especial durante los años veinte, los artistas de toda Europa trataron de redefinir las prendas de vestir. Los intentos de reforma del vestido, y en concreto los movimientos que reivindicaban la eliminación del corsé, tuvieron una vertiente apoyada por los médicos, entre la que cabe destacar la Rational Dress Society y su expansion comercial a través de Liberty, creada en Londres en 1884, y una segunda vertiente liderada por artistas, que es de la que hoy voy a hablar.

A finales del siglo XIX surgieron movimientos como el Arts and Crafts y el modernismo, que pretendían establecer un puente entre el arte y la vida. Al cabo de poco tiempo llegaron a todos los campos de las artes plásticas. En gran medida sus aspiraciones se basan en las ideas de John Ruskin y William Morris, que se podría resumir en la idea de “democratizar la belleza”, en el sentido de que hasta los objetos más cotidianos sean bellos y asequibles a toda la población, aunque sin utilizar las nuevas técnicas de producción masiva.

Un importante exponente fue la Secesión vienesa, es el período más brillante para Austria con artistas como Gustav Klimt, Koloman Moser, Ferdinand Andri y Joseph Maria Olbrich que lideran los movimientos artísticos emergentes y que revindican una concepción propia alejada del resto de movimientos europeos. En 1903 fue fundada la Wiener Werkstätte, los Talleres Vieneses, por Josef Hoffmann, Koloman Moser y Fritz Waerndorfer, todos ellos amigos de Gustav Klimt. Surge como una prolongación de la creación artesanal de la Secesión con la intención de dar valor a los oficios relegados a un segundo plano por la producción industrial. Su idea básica consistía en alcanzar la armonía de todos los aspectos de la persona a través de una nueva arquitectura y mediante la creación de muebles, tapices, porcelana y otros objetos de uso cotidiano.

En 1911 y bajo las órdenes de Eduard Josef Wimmer-Wisgrill, la sección de moda confeccionó unos vestidos que resultaban muy novedosos para la época y que pretendían contribuir al ideal de armonía proclamado, llegando al cabo de poco tiempo a obtener fama internacional. En un principio, el corte de los vestidos emulaba la forma de un saco y resultaban muy uniformes, al igual que los denominados “vestidos de la reforma”, que surgieron tras el debate abierto sobre los efectos del corsé y los primeros movimientos en contra del mismo, pero progresivamente fueron ganando en elegancia. Se trataba de vestidos de corte imperio, que se alejaban de las líneas del cuerpo y presentaban una silueta muy estilizada. Este movimiento rompía por completo con la silueta de la Belle Epoque y ponía de manifiesto un ideal de belleza más natural. Las propuestas de los Talleres Vieneses se fundamentaban en el diseño gráfico y textil asiático, el arte popular y el arte abstracto contemporáneo. De sus talleres salieron algunos de los estampados más interesantes de la época y el propio Klimt recrearía algunos de estos estampados en sus pinturas.

Retratos a Emilie Flöge realizados por Klimt con dos de sus creaciones, 1906.

Un año más tarde, en 1904, Emilie Flöge, compañera de Klimt, dirigía junto a sus hermanas uno de los salones de costura más conocidos de Viena, el «Salón de las hermanas Flöge». Klimt se encargó de la imagen de marca del salón. Probablemente a él se debe el logotipo de la casa, ya que no sólo aparecía en papel y facturas, también se puede encontrar en las etiquetas de las prendas. Emilie era una hábil mujer de negocios, viajaba a París y Londres dos veces al año para asistir a desfiles, comprar tejidos y estudiar las tendencias que surgían en ambos países. Presentaron diez variaciones de vestidos largos, prototipos de los trajes nacidos de la reforma vienesa, que respondían además a las tendencias imperantes. Algunos de estos exquisitos tejidos fueron estampados por los genios de la Wiener Werkstätte. Sus vestidos vanguardistas fascinaron al mismo Poiret que viajó desde París a conocer a Emilie Flöge. La mayor parte de su clientela giraba alrededor del propio Klimt, principalmente se trataba de personas pertencientes a la alta burguesía industrial y financiera.

Retrato de Emilie Flöge, 1902

Retrato de Emilie Flöge, 1902

No se sabe con exactitud hasta dónde llegaron las aportaciones de Klimt, pero sí sabemos que firmó las que probablemente son las primeras fotografías de moda, con una singular modelo, su compañera Emilie Flöge. En todo caso, si observamos la indumentaria en la obra de Klimt, podemos constatar como enlaza con la filosofía de los Talleres Vieneses. Su obra presenta una imagen romántica y sensual de la mujer. Líneas sinuosas y fluidas, alejadas de la imagen encorsetada de la mujer, en la que además los estampados y los colores tienen una especial relevancia en el resultado final de su obra. En la que es probablemente su obra más conocida, “el beso”, es muy evidente esta percepción de la mujer. Se puede observar como retrata la sensualidad y sinuosidad del cuerpo de la mujer e incluye motivos florales y círculos, mientras que en el hombre utiliza rectángulos y formas más lineales en colores neutros.

Tanto antes como después del cambio de siglo, los movimientos de reforma artísticos situaban al vestido dentro de un amplio concepto estético. No obstante, los denominados vestidos de la Reforma, en forma de saco, no se impusieron, aunque sí que representaron un cambio decisivo, ya que como mínimo se había conseguido abrir el debate público sobre la estética y la comodidad en la moda. El desarrollo de estos movimientos, junto con el contexto histórico, favoreció la posterior evolución de las prendas femeninas, incluido el corsé. Aunque la evolución del corsé hacia formas menos perjudiciales para la salud, y su posterior desaparición, se suele unir al nombre de Poiret, lo cierto es que ya se habían dado los primeros pasos, lo que facilitaba que la nueva silueta presentada por Poiret tuviera la repercusión que llegó a tener.

Durante este año se celebra el 150 aniversario del nacimiento de Gustav Klimt y se podrán visitar varias exposiciones conmemorativas en 8 museos de Viena. Seguramente en algún momento también dejará su estela en el mundo de la moda… Aquí tenéis un enlace con mayor información sobre las exposiciones previstas en Viena:

www.wien.info/es/sightseeing/museums-exhibitions/klimt2012/special-exhibitions-2012

Para los que queráis saber un poco más sobre el tema os recomiendo este libro. Es muy sencillo, pero muy didáctico, aunque os advierto que a mí me costó encontrarlo:

Klimt y la moda” de Christian Brandstätter. Ed. H. Kliczowski

No Comments

Post A Comment

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.