Charles James, la obsesión por la perfección
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Charles James, la obsesión por la perfección

Charles James, la obsesión por la perfección

El señor James está perdidamente enamorado del corte…
Mainbocher

Cristóbal Balenciaga lo definió como el “mejor modisto del mundo, sin comparación” y Salvador Dalí calificó uno de sus diseños, una chaqueta acolchada, “como la primera escultura blanda”. Hoy mi post está dedicado a Charles James, considerado por muchos como un diseñador de Alta Costura pionero y uno de los diseñadores más respetados de Estados Unidos.

A menudo este genial diseñador es calificado como “escultor” por la forma en que construía sus prendas. La complejidad de sus arquitectónicos vestidos, la perfección, la innovación y lo sorprendentes que aun hoy resultan sus creaciones, es lo que ha hecho que aun hoy siga desconcertando y despertando muchas preguntas tanto sobre la personalidad de este gran creador como sobre la forma en que están construidas sus magníficas creaciones. Junto a la construcción de sus prendas, otro elemento que define a Charles James es el uso que hace del color, combinaciones arriesgadas e inusuales que utiliza de forma magistral para acentuar y definir las formas de sus personales creaciones. A lo largo de su carrera, James fue introduciendo ciertos elementos en la composición: formas de lóbulo, sorprendentes formas de montar las mangas, diferentes adaptaciones de formas geométricas, forros de un brillo inesperado, un exagerado número de piezas o en contraposición, la reducción al mínimo.

A lo largo de tres décadas, James produjo diferentes versiones de su vestido “Ribbon”, famoso por la falda que desplegaba innumerables capas que se iban estrechando. A mediados de la década de 1930 cubrió el torso con una sola pieza de tela, con la excepción de un rombo elástico en el centro de la espalda, a la altura de la cintura. Así creó uno de los vestidos más conocidos por el famoso escote que muestra su espalda. También estructuró de manera compleja los lóbulos y capas de sus icónicos vestidos “Cloverleaf”, y “Abstract” (1953) que, como solía ocurrir, no estuvo listo para la ocasión en que debía lucirse.

Charles James vestía a una mujer tremendamente femenina, sofisticada y exquisita. Muchos le reprochaban su intento de convertir a la mujer en una estatua y presentarla como un mero espectáculo estético. Sus vestidos estaban confeccionados con magníficos tejidos, frecuentemente utilizaba el corte al bies para realzar las formas de la mujer, así como los cortes asimétricos. Por otro lado, las faldas podían llegar a necesitar hasta treinta capas de tejido en su construcción. Unas piezas maravillosas que Charles James denominaba trébol, mariposa o pétalo. Entre sus piezas más conocidas están sus famosos vestidos de baile.

James llegó a construir vestidos tan rígidos que dificultaban los movimientos de las mujeres. En una recepción organizada por el magnate William Randolph Hearst, Marion Davies, vestida con un exclusivo modelo de Charles James, apenas podía caminar y mucho menos sentarse. Tuvo que ponerse el traje en una de las suites del lujoso hotel. Su estructura era tan rígida que el vestido se sostenía prácticamente en pie.

A menudo se define a Charles James como una personas de carácter inestable y extremadamente perfeccionista, hasta el punto de la obsesión. Solía trabajar durante meses, incluso años, en cada una de estas prendas, lo que llevaba a la desesperación de sus clientas, pero tener una de sus creaciones era un signo de distinción y, ni tan siquiera Chanel y Schiaparelli pudieron resistirse a la tentación de poseer uno de estos maravillosos vestidos.

Charles Wilson Brega James nació en Inglaterra, su padre era un oficial del ejercito británico y su madre una rica heredera de Chicago. Al joven Charles le expulsaron del Colegio, donde conoció a Cecil Beaton, y su familia decidió enviarle a Chicago donde inició los estudios de arquitectura y, posteriormente, de periodismo. Sus comienzos están unidos a la confección de sombreros, ya que en 1926 abrió una sombrerería en Chicago, si bien dos años más tarde presentaría su primera colección en Nueva York. Durante los años treinta vivía y trabajaba entre Chicago, Nueva York, París y Londres, hasta que en 1940 crea su propia casa de moda. Es en este momento cuando Elisabeth Arden decide contratarle para ocuparse de la sección de vestidos y de complementos del establecimiento que ésta poseía en la Quinta Avenida.

James intentó adaptarse a la producción en masa. Nunca había sido empresario, pero aunque consiguió el éxito de la crítica, el intento no fue muy rentable. Siempre exigía los mejores materiales, a James le costaba aceptar los recortes necesarios que exigía este mercado, pues estos disminuían la calidad y la complejidad de sus originales diseños. Su asociación más provechosa fue con Alexis, un productor de ropa infantil, a pesar de que la colaboración más importante de su carrera fue la realizada con William Popper, un fabricante de abrigos y trajes que consiguió trasladar la esencia del corte y el color de James a prendas de prêt-à-porter. La colaboración más nefasta, que arruinó su carrera para siempre, fue la que emprendió con Samuel Winston. James acusó a Winston y a sus empleados de adaptar sin permiso sus diseños, y ellos alegaron que él no cumplía con el contrato. En 1958 cerró su salón para siempre para dedicarse durante el resto de sus vida a catalogar sus viejos patrones.

El pasado 26 de abril se clausuró una exposición dedicada a este genial diseñador en el Museo de Chicago, “Charles James: genius deconstructed” en la que se mostraban parte de los fondos del museo junto con unas fantásticas ilustraciones de su amigo Antonio López, ilustraciones de las piezas de que tenía Charles James en el Hotel Chelsea, donde pasó los últimos días de su vida, y donde acudían jóvenes diseñadores a contemplar sus impecables creaciones hasta que falleció, el 23 de septiembre de 1978, arruinado y prácticamente en el olvido. En esta exposición, se pretendía acercar al público el complejo proceso de construcción de sus prendas, con recreaciones del proceso de confección de algunas de sus creaciones más emblemáticas.

Para los que nos hemos tenido la suerte de visitarla, aunque no es lo mismo, siempre nos queda lo que nos llega a través de internet. Os dejo un enlace en el que se puede ver parte de esta exposición y una entrevista a uno de los conservadores de estas maravillosas joyas:

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